Dermatología

¿Cómo cambio mis hábitos?

Empecemos por saber primero qué es un hábito, de acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española, el hábito es el “modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias intuitivas”.

 

 

La ciencia que ocurre atrás de querer cambiar hábitos, no es la conducta per se, sino todos esas pequeñas acciones/decisiones que tomamos alrededor de la conducta que queremos cambiar y que en el proceso segregamos dopamina, que está relacionada a la motivación.

 

 

Un claro ejemplo sería: quiero comer más verduras y frutas en mi dieta habitual, entonces el invertir tiempo a ir a comprar los alimentos, lavarlos, desinfectarlos y hasta cortarlos para guardarlos en el refrigerador va a hacer que cuando queramos agregarlos a nuestro consumo diario sea “sencillo” porque estarán a la mano… Seamos honestos; si sabemos que nos va a generar un esfuerzo extra el hacer todo lo anterior antes de incluir esos alimentos cuando tenemos la oportunidad en automático regresaremos a conductas ya conocidas.

 

 

Otro factor que influye son las asociaciones positivas y/o negativas alrededor de los alimentos que vamos construyendo a lo largo de nuestras vidas.

 

 

 L.N. Lolvé Romero Martínez

¿Propósitos o intenciones?

Con cada inicio de año, realizamos un trabajo de introspección para saber cuáles serán los temas que queremos trabajar a lo largo de todos los meses de acuerdo a nuestros intereses.

 

 

Hablemos de esta ola de reflexión en cuanto a los propósitos y/o intenciones que tendremos para este año que comienza. Teniendo en cuenta que los propósitos se refieren a todas las metas u objetivos que queremos alcanzar mes por mes o a lo largo del año; viéndose claramente limitada porque son acciones específicas a trabajar; como cuando decimos que vamos a realizar ejercicio 3 veces por semana por espacio de una hora.

 

 

Mientras que las intenciones son en lo general lo que queremos lograr, dejándonos la posibilidad de buscar la manera en que mejor podemos lograr nuestros objetivos de la mano de preguntarnos constantemente qué nos suma a nuestro bienestar; retomando el ejemplo anterior en vez de establecer solo una opción de realizar ejercicio, cuando trabajamos desde la intención abrimos un abanico de posibilidades permitiéndonos realizar tal vez de 20 a 30 minutos diarios de movimiento (en este caso es la actividad que más te acomode a tus gustos, estilo de vida) dándote la flexibilidad de que habrá días que lo podrás realizar por las mañanas, las tardes o en la noche antes de dormir.

 

 

Desde la neuronutrición le podemos dar otro enfoque, ya que la dopamina es un neurotransmisor encargado del placer y los centros responsables de la actividad motora; también es conocido como el neurotransmisor del placer y la felicidad, más bien es el de la ANTICIPACIÓN DEL PLACER, al ser responsable de la tensión que sentimos antes de obtener una recompensa … ¡Ocupemos la ciencia a nuestro favor! 

 

 

L.N. Lolvé Romero Martínez