Día Mundial de la Salud Mental 2023

El 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental con el objetivo de aumentar la conciencia de los problemas de salud mental en todo el mundo y movilizar los esfuerzos en apoyo del mismo a nivel individual, colectivo y hasta institucional. 

 

«Nuestro cuerpo ni la mente no distinguen entre la amenaza real o imaginaria«

Dra. Marian Rojas Estapé

 

Es normal que aumenten nuestros niveles de cortisol en el cuerpo, pero cuando sucede en exceso afecta a múltiples sistemas del organismo, comenzando en que envía la sangre que se encuentra en nuestro intestino hacia los músculos para potencializar la función evasiva-defensiva, es por ello, que perdemos el apetito en los momentos de alerta. A la par existen descargas de adrenalina cada vez que nos encontramos en esta situación.

El aumento del cortisol inhibe la producción de insulina provocando la liberación de la glucosa y proteínas a la sangre; es por esto mismo que los niveles de glucosa en sangre se elevan después de un evento estresante y en ocasiones hemos escuchado que a las personas les da diabetes después de haber tenido un «susto”. A la par el cortisol ayuda a nivelar el sistema osmótico del cuerpo a través del agua y los minerales.

Otra de los sistemas afectados es el sistema inmunológico al inhibir en un principio la inflamación, pero cuando son crónicos estos niveles sucede todo lo contrario, es decir, promueve la inflamación crónica en nuestro cuerpo. 

Ante el estrés el cuerpo dosifica sus recursos energéticos, es por eso, que cuando nos enfermamos nos sentimos tan casados, ya que nuestra energía está dirigida a la reparación de nuestro cuerpo.

También afecta los niveles hormonales, logrando modificar el ciclo menstrual en mujeres o la calidad del semen en hombres; ni hablar del efecto que puede ocurrir en la glándula tiroides a través del hipertiroidismo o hipotiroidismo, incluso otras enfermedades relacionadas con la glándula.

Las preocupaciones del día a día son la sensación de peligro prolongado pueden aumentar nuestros niveles de cortisol hasta en un 50% por encima de lo recomendable. También se puede activar a través de la inquietud de perder nuestro trabajo, nuestro prestigio, nuestra apariencia física, una amistad e incluso la soledad. 

El cortisol es una hormona cíclica que por las noches debe estar bajita para poder dormir y a lo largo de la noche vuelve a subir hasta llegar su punto más alto alrededor de las 8 am; esa liberación posee un patrón que sigue habitualmente el ritmo de la luz, se libera más al dispersarse, lo cual ayuda a activarnos por la mañana y conforme va transcurriendo el día va disminuyendo hasta volver a incrementarse un poco por las noches.

Cuando el cortisol está elevado de manera crónica pasa a ser un agente tóxico, nos vamos intoxicando tenemos un efecto en tres niveles:

Físico: caída del cabello, aparición de canas, temblor del ojo, sudoración en manos y pies, sensación de tener un nudo en la garganta, opresión en el pecho, taquicardia, sensación de ardor y hormigueo en la piel sin razón aparente, problemas y cambios gastrointestinales, dolor muscular, etc. 

A nivel gastrointestinal, existe una modificación en el eje intestino-cerebro, donde sabemos que niveles altos de cortisol modifican la macrobiota intestinal (grupo de microorganismos que son benéficos para nuestra digestión), las vellosidades del intestino se modifican provocando una mayor permeabilidad, es decir, permiten el paso de sustancias nocivas para nuestro cuerpo y existe una mejor absorción de nutrientes. 

Psicológico: cambio en el patrón de sueño porque hay una disminución de producción de melatonina que es necesaria para conciliar el sueño, de ahí viene la irritabilidad, surge la tristeza, frustración, pensamientos negativos que somos incapaces de gestionarlos, disminución de la memoria ya que existe una afectación en el hipocampo; hay una afectación en nuestra memoria prefrontal, que es la que se encarga de que tomemos decisiones, prestar atención, gestionar, organizar, jerarquizar, planificar.

Conductuales: favorece el aislamiento, esquiva las actividades habituales, dificultad para socializar, con dificultad para conectar con las personas. 

Existe una relación entre el cortisol-inflamación-alimentación, cuando es crónico se asienta en nuestro organismo y afecta nuestro sistema inmune. La inflamación es la forma en la que nuestro cuerpo pelea contra todo tipo de bichos y cuando estamos constantemente inundados con pensamientos negativos se propicia la inflamación. 

La alimentación entra como agente desinflamatoria a través de una alimentación rica en antioxidantes y un gran abanico de absorción de vitaminas y minerales.

Existe evidencia científica que demuestra que las dietas ricas en azúcares simples, grasas, sal contienen agentes proinflamatorios, es por ello, que existe mayor tendencia a la ansiedad y/o depresión.